Querida amiga; como ya sabrás por los diversos medios de comunicación, resultan muy preocupantes y tristes las noticias que nos llegan de nuestras compañeras feministas de Afganistán.
Preocupante, porque ellas nos anuncian que, tras la nueva toma de posesión del gobierno de Afganistán por las tropas de los talibanes, en su país nuevamente serán perseguidas, juzgadas e incluso lapidadas hasta la muerte, por actividades y comportamientos que en cualquier otro país democrático del mundo están permitidas.
El que hasta hace unos días era el Presidente de Afganistán y todos los miembros de su gobierno se han marchado del país de manera acelerada; asimismo, los gobiernos de los principales países del mundo también han puesto urgentemente las medidas operativas para sacar de Afganistán a sus ciudadanos y a las tropas que asesoraban, y que de alguna manera también apoyaban el restablecimiento efectivo de un orden democrático para ese país; por lo cual, se ha dejado así desamparadas a todas las personas que durante los últimos años se han destacado por defender ideales y comportamiento democráticos; en este sentido, las mujeres feministas se encuentran en grave situación de peligro, toda vez que el ideario político de los talibanes está frontalmente en contra de los derechos igualitarios -de mujeres y hombres- que defienden las feministas.
Desde Afganistan nos llegan las palabras temerosas con que la deportista afgana Nilofar Bayat responde a la pregunta que una periodista le hace, y, las cuales, por ser muy elocuentes, aquí las vamos a reproducir textualmente:
Pregunta: ¿Tienes miedo de los talibanes?
Nilofar Bayat: ¡Por supuesto! Tengo miedo porque hasta hace 20 años ellos gobernaban Afganistán. Y fue entonces cuando me hirieron y quedé en sillas de ruedas. Son los peores recuerdos de mi vida. Yo sé, y todo el mundo sabe, que los talibanes nunca aceptarán a las mujeres en la sociedad. No lo permitirán y no nos darán los derechos que tenemos. No nos dejan ir a la escuela, al trabajo o hacer deporte. Tampoco nos dan derecho a comportarnos como queramos, no permiten que las mujeres llevemos la ropa que queremos, trabajemos o vayamos a la compra. Sí, tengo miedo… No se puede confiar en lo que dicen. En cualquier momento pueden incumplir sus promesas.
Es decir, lo que voces también autorizadas como es el de la periodista Soledad Gallego nos indican, es que los talibanes, amparados en su particular visión de ley islámica, cuando estuvieron gobernando Afganistán, de hecho obligaron a la mujer a retroceder hasta la edad media en cuanto a sus derechos como personas; por lo que, si ahora, con la nueva llegada de los talibanes al poder las dejamos solas, serán nuevamente subyugadas, dejando de pertenecer a ellas mismas su propio destino, pasando a ser dueños de ellas sus maridos, o sus padres, o sus hermanos varones.
Quien conozca nuestra asociación Mujeres Avenir sabrá que, aunque trabajamos en cualquier ámbito que favorezca la igualdad -no ya solo entre hombre y mujer, sino entre todos los seres humanos-, y que nuestro campo de acción está muy focalizado en el feminismo empresarial -para evitar los techos de cristal, la brecha salarial o la desigual presencia entre géneros en los consejos administrativos y empresariales-, también sabrá que en el artículo 3 de nuestros Estatutos defendemos la visión que «de igualdad se contiene en la Carta de las Naciones Unidas», por lo que hoy nos sentimos obligadas a dejar constancia escrita de nuestra solidaridad con las mujeres de Afganistán, y que, además, con dicho objetivo solidario, estudiaremos con el máximo interés cualquier tipo de actuación que desde el ámbito privado o público se nos formulen para dejar plasmada material y efectivamente esa referida solidaridad.
Firma: María Luisa de Contes, presidenta de Mujeres Avenir