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jueves 1 de agosto, 2024

El diario de los lectores comprometidos

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«En Ayúdame3D no buscamos la rentabilidad del producto sino poder ayudar»

Hace cuatro años Guillermo Martínez cargó su mochila con cinco prótesis de brazos creadas a través de impresión 3D y voló a Kenia. De este viaje nació, lo que hoy es, una entidad social reconocida, Ayúdame3D

Desde que comenzó esta aventura en 2017 han conseguido acercar sus prótesis a 50 países y ayudar a «todos los que pueden». De hecho, durante los momentos más graves de la pandemia todo el equipo de voluntarios se pusieron a fabricar pantallas sin parar y las enviaron a «zonas a los que no llegaba ningún tipo de ayuda».

Hoy hablamos con Guillermo, que según dijo él mismo ya ha «dejado de ser el chaval que fabrica brazos» para convertirse en el director de Ayúadame3D una entidad sociosanitaria que además de ayudar a personas con discapacidad en diferentes partes del mundo, también trabajan con colegios y empresas para acercarles su proyecto y su filosofía. 

En pocas palabras, ¿cómo definiría Ayúdame3D? 

Ayudame3D es una entidad social con la que creamos programas de innovación tecnológica y con todos los beneficios los transformamos en ayudas sociales, como las tecnologías para ayudar a personas con discapacidad o colectivos vulnerables. 

¿Cómo surge la idea de Ayúdame3D? ¿Cómo comienza? 

Ayúdame3D nace como un proyecto personal de tiempo libre, porque tenía la tecnología de impresión 3D y decidí, además de utilizarla como mi hobby, para ayudar a los demás. Me fui de viaje a Kenia en 2017 y entregue unos brazos a gente de allí que los necesitaba. Previamente había hablado con una organización, un orfanato de allí, y cree el primer brazo para personas sin codo, sin electrónica, en impresión 3D. Y viendo la necesidad que había, que no existía nada parecido a esto, nace Ayudame3D con la idea, no solo llegar a esas 5 personas en Kenia, sino a cualquier persona del mundo y de España que lo necesite de manera gratuita. 

¿Cómo desarrollas estas primeras piezas? 

Gracias al conocimiento colectivo, a buscar por internet, vi que había asociaciones en América creaba proyectos parecidos y vi de cosas humanas pequeñas como prótesis para niños sin dedos. Desarrolle este brazo con codo y comencé a investigar. Al final, cualquier persona debería tener esta calidad de vida y está accesibilidad a la nueva tecnología. 

¿Estas piezas las elaboró en España y luego las llevó a Kenia, verdad? ¿cómo consiguió que se adaptarán? 

Fue un poco suerte. Me mandaron fotos por Whatsapp y con unas cuantas medidas, que tome un poco mal, y tuve la suerte de que todo fue bien allí. Al final lo bueno que tenían estos dispositivos es que son muy adaptables. Se ajustan con unos velcros, se pueden termoconformar aplicándoles calor. Se adaptaron muy bien a todo. Eran personas adultas, que lo facilita bastante. Ahora hemos creado una estandarización de toma de medidas. También tenemos unos vídeos específicos que nos tienen que mandar para estudiar exactamente cuál es el tamaño personalizado para cada persona, pero la primera vez fue como te cuento.

¿Qué funcionalidades tienen las piezas que han desarrollado ahora?

Nuestras Tresdesis, que así les llamamos, lo que hacen es mejorar la calidad de vida de muchas personas. Personas que han perdido los dedos, la muñeca y hasta gente que ha perdido el codo. Lo que conseguimos es que vuelvan a tener un brazo completo. En la mano tienen un movimiento prensil de abrir y cerrar la mano. Pueden agarrar objetos y así se mejora muchísimo la calidad de vida. Llegan a ser más independientes, no depender de otras personas para ayudar a su familia y en muchos casos conseguir mejores trabajos. Los niños y niñas pueden ir a escuela, porque en muchos países la accesibilidad no es tan buena como en España y en muchas veces no pueden ir al cole. 

Guillermo ayudando a colocar una prótesis en Kenia.

¿En cuántos países están trabajando ahora mismo? 

En poco estaremos ya en 50 países. Actualmente estamos en 48 creo recordar. Pero, con muchísimas ganas de llegar a el doble o el triple.

¿Cómo hacen para que estas piezas lleguen al lugar de destino? Porque 50 países es mucho dónde abarcar.

Sí. Ha sido un trabajo y un esfuerzo bastante grande. Hemos creado una metodología logística bastante buena. Nosotros colaboramos con una plataforma de voluntariado con personas que tienen impresoras 3D en España. Estas personas tienen una responsabilidad y tienen que pasar un control de calidad para asegurarnos de que el brazo está perfectamente. Cuando lo sabemos generamos un envío directo desde su casa hasta el destino final. Esto lo tenemos bastante estandarizado y lo costeamos nosotros, lógicamente. Aunque últimamente estamos intentando es colaborar con entidades en el territorio directamente. Para que sepan cómo tomar las medidas o colocar los brazos bien y mantener un seguimiento a largo plazo con ellos para ver que todo funciona perfectamente.

Tenemos esas dos formas: los envíos directos, en el que va la prótesis y videos explicativos con un seguimiento por nuestra parte y luego la colaboración con las entidades sociales a las que formamos para que sepan cómo ayudar. 

¿Tienen fecha de caducidad estas prótesis?

Pues sabemos que sí pero por ahora no ha llegado. Al final Ayúdame3D es una entidad joven, tiene 4 años. Estamos un poco pendientes, gracias al seguimiento y estamos esperando que la gente nos vaya diciendo qué tal les va, de momento no ha habido ningún problema, más allá de caídas o cosas bruscas. Aunque dentro de nuestro programa para niños y niñas sí que es algo que tenemos en cuenta. No es que se rompan pero hay un momento que no les caben. Mantenemos un seguimiento durante su etapa de crecimiento. Con estos dispositivos estamos evaluando la forma de reciclarlo, de alguna forma que haya una acción circular. Bien sea dándole este brazo a alguien que le sirva o bien volviendo a convertirlo en plástico.

«Faltan empresas que realmente estén comprometidas con el impacto social»

Además de las prótesis, también tienen programas de impacto social tanto en los colegios como en las empresas. ¿Me podría explicar un poco cómo funciona esto?

Al final esta es nuestra herramienta principal para poder hacer lo que hacemos. Nosotros nos nutrimos de este modelo de negocio como cualquier emprendimiento social que busca una rentabilidad para poder seguir ayudando. Hemos sido bastante pioneros, innovadores, en este caso porque en España diría que somos la única entidad social que hace investigación y  desarrollo de nuevos dispositivos con impresoras 3D.

Nos acercamos a los coles y generamos programas educativos trimestrales en los que los niños y niñas pueden crear estos dispositivos, fabricar y aprender a diseñar. Sobre todo, se les inculca desde el minuto cero que esto siempre es para ayudar, para generar un impacto social. Ellos mismo pueden hacer brazos para el que lo necesita, para poder crear proyectos sociales en sus pueblos, en sus ciudades, en sus territorios o al otro lado del mundo. Es lo que estamos haciendo desde el año pasado con el programa Helping.

¿Qué acogida está teniendo por parte de los niños? 

Les gusta mucho por la tangibilidad, están aprendiendo algo que pueden tener entre sus manos, pueden llevárselo a casa. La verdad que súper bien.  

¿Y el programa empresarial?

Es algo mucho más personalizado. Va desde el patrocinio de acciones sociales, que podemos hacer nosotros, ya sea por patrocinar 50 brazos en algún país hasta acciones de Teambulding. Vamos a sus trabajos y con grupos de 15 o 20 personas pues hacemos impresión para proyectos sociales, que ellos mismos fabrican los brazos para que vean lo sencillo que es ayudar. También hacemos conferencias de innovación tecnológica.

«Durante la pandemia llegamos a entregar 20.000 mascaras en 400 entidades»

Acerca del programa que tenéis de voluntariado, ¿cómo funciona?, ¿han conseguido que se una bastante gente?

Sí, aunque ahora nuestro programa se centra solo en personas con impresora 3D y que tengan conocimiento. Al final no estás haciendo juguetes, están haciendo algo que tiene que ser de calidad. Ahora mismo somos casi 100 personas con impresora 3D solo en España. Tenemos una lista de espera de 250 personas más o menos que esperamos abrir dentro de poco.

¿Cómo se ha vivido la crisis del coronavirus desde Ayudame3D?

Pues mira estábamos en Kenia en marzo de 2020 haciendo el primer laboratorio 3D, formando a gente para que ellos mismo fabricaran los brazos y hagan sus proyectos. Entonces comenzó la pandemia y lo que vimos más factible era sumarnos a alguna causa. Nosotros vimos que nuestro trabajo de voluntariado se podía centrar en la fabricación de máscaras. Empezamos a hacerlo sin parar. La orden era ‘imprime sin parar’ y luego ya veríamos a quién se lo podíamos enviar.

¿Cuántas entregaron?

Hicimos una especie de lotes, sabiendo cuántas podía fabricar cada voluntario e íbamos enviándolas a las diferentes solicitudes que nos iban mandando y para finales de mayo habíamos entregado a más de 20.000 personas estos dispositivos en 400 centros de toda España. Sobre todo nos centramos en pequeñas localidades donde ningún tipo de ayuda llegaba, hospitales muy pequeños, centros de salud, residencias, farmacias, centros comerciales. Al final fue una acción bastante espectacular, no he trabajado más en mi vida. Pero lo importante es ayudar, nosotros fabricamos cualquier cosa que se pueda hacer en 3D para ayudar. 

En este momento en el que se ponen a producir sin parar las máscaras, ¿dejaron de lado las prótesis?

Sí, hicimos un paréntesis. Teníamos muchísimas solicitudes en ese momento pero les pedimos un poco de tiempo, era un momento para trabajar en las mascaras y se entendió. Aunque para finales de año le dimos caña y en 2019 entregamos 150 brazos y el año pasado 200. Nuestro trabajo no vario, se acorto en el tiempo pero llegamos a poder producir lo mismo. 

Sanitarios con las máscaras enviadas por Ayúdame3D.

¿Próximos objetivos a corto plazo?

Ahora mismo estamos trabajando mucho la parte de colegios y de empresas que cada vez nos interesa más para poder realizar este impacto social en España. Lo que estamos desarrollando cada vez más es la búsqueda de niños y niñas que necesiten estos dispositivos y ayudar a las familias con el crecimiento. Y a corto plazo igual no, pero a medio plazo, me gustaría continuar con el proyecto de laboratorios 3D en diferentes países porque me parece la manera más lógica de continuar con el proyecto, no dar el pescado sino la caña y poder generar esa riqueza tecnológica y socioeconómica. Al final estas dando conocimientos de una forma que sino no los tendría y poder crear empresas, generar riqueza y que tengan trabajos mejores y ayudar a más gente. 

El equipo de Ayudame3D en Kenia.

Lo cierto es que se está utilizando cada vez más la impresión 3D en el ámbito médico, se habla de corazones, riñones… Las prótesis ya se ven que funcionan genial ¿hasta dónde cree que puede llegar esto? ¿Se va a poder imprimir lo que queramos?

Sí, pero siempre se va a quedar en el ámbito profesional. Si me preguntas hace tiempo te hubiera dicho que cada persona iba a tener una impresora en su casa, cuestión que cada vez descarto más. La evolución de la impresión 3D como ciencia se va a mantener en los hospitales. Ahora mismo está muy centrada en preoperatorios y en diseño gráfico. Pero seguramente sí que se puedan hacer muchísimas cosas relacionadas con este tema. 

¿Por qué pensaba que todo el mundo iba a tener estos dispositivos?

Porque la impresión 3D ha nacido en el ámbito de la democratización y del conocimiento abierto. En realidad este tipo de tecnología existe desde los 80 pero como no se podía utilizar porque había una patente pues por eso no hemos avanzado. Creo que es algo interesante descubrir que gracias a que ya no hay patente se está innovando una manera espectacular. Gracias a esto cualquier persona puede innovar, puede crear y puede desarrollar nuevas ideas.

Ayudame3d es un ejemplo de empresa social por todo lo que hacen y además que colaboran con que la gente siga aprendiendo e innovando. Este tipo de entidades suelen necesitar mucha financiación. Supongo que cuando se lanzó el proyecto acudiran a diferentes vías, por ejemplo autores cómo Ángel Bonet os ayudan dandoos los beneficios de su libro a través de la Fundación Irene Villa. ¿Dónde han encontrado esta financiación social o este apoyo?

Pues lo guay de esto es que ha sido gracias a personas normales. Hemos tenido una suerte espectacular desde el principio, creo que también es por ser transparentes desde el principio. Hay gente que ha ayudado con lo que ha podido a través de nuestra plataforma de crowdfunding, pero lógicamente valoramos que esto no puede ser un modelo de negocio en el que podemos mantener a un equipo profesional que viva de esto. Se puede trabajar de hacer el bien y desde el emprendimiento social es algo que creo que debemos divulgar siempre.

¿Puede desarrollar un poco más esta idea?

Se crean este tipo de modelos de negocios más centrados en el ‘Be to be’, más centrados en acercarnos a empresas y colegios. Nosotros ofrecemos este servicio de conocimiento y otras entidades no. En Ayúdame3D sí que seguimos con la parte de ONG, de ayuda colectiva, de autores, influencers, de divulgación y la verdad que ojalá fuesen más. Necesitamos muchísimos recursos si queremos crecer. Es maravilloso poder mantenernos y puedes seguir ayudando a 150 personas al año pero, ¿por qué no ayudar a 4000? Teniendo un equipo maravilloso, creciendo y desarrollando piernas por ejemplo. Qué mejor que crecer para innovar. Poder hacer dispositivos que para otra empresa no es rentable porque solo hay una persona del mundo que lo necesita, pues a nosotros eso nos da igual, no buscamos la rentabilidad del producto si no poder hacerlo y poder ayudar.

Lo primero que ha dicho es que esto se ha logrado gracias a personas normales, cuestión que es admirable.  Pero, ¿por parte de los gobiernos, a la hora de dar subvenciones o ayudas, se han sentido desprotegidos?

No, pero porque no las hemos buscado. El equipo de Ayúdame3D no nace hasta septiembre del año pasado. Hasta entonces era yo solo. Ahora sí que tenemos una persona que se dedica a la búsqueda de financiación por parte de entidades públicas y privadas, pero a nivel subvenciones todavía no nos hemos metido. Aunque yo sí que noto que cada vez se nos toma más como una entidad reconocida, una entidad profesional y no como el chaval que hace brazos, que eso ya quedó en 2017. Ahora ya sí se nos ve como una institución sociosanitaria. 

En ese momento en el que era el chaval que hacía abrazos, ¿le parecía que estaba lo suficientemente valorado? ¿ha sentido en algún momento minusvalorado por entidades o empresas?

Si, no. Bueno no lo sé. Depende del día. Hay que destacar que esto comenzó como un proyecto para mi tiempo libre. Yo tenia mi trabajo y cuando llegaba a casa hacia esto. Hacíamos lo que podíamos. No había una presión al final. Aun así tengo que decir que hemos tenido mucha suerte con la difusión del proyecto, que la prensa se haya hecho eco de nosotros, ha hecho que llegáramos a mucha más gente.

«En España el emprendimiento se enseña mal»

¿Cree que en España se motiva lo suficiente a los jóvenes para empezar a emprender y hacer este tipo de proyectos? 

Se motiva mal. El emprendimiento se enseña mal. Hay una máxima en emprendimiento que es levanta dinero y vende tu empresa. La verdad que yo este concepto nunca lo he entendido. He tenido la suerte de no necesitar grandes inversiones, ni buscar créditos, ni accionistas. Pero esa necesidad de generar startups para venderlas o a un grupo gigante, es algo que cada vez estoy escuchando más y más en el mundo de las lanzaderas y la verdad es que es terrible tener esa filosofía. Que me parece maravilloso que tu startup sea para hacerte rico, pero que lo que estás haciendo valga para ayudar y no para venderlo.  

El equipo de Ayudame3D.

¿Qué le diría al Guillermo de 22 años que aparece en Kenia con unas prótesis?

Quédate ahí para siempre. Es broma. Le diría que tenía que dejar el trabajo para dedicarme a Ayúdame3D, no me di cuenta del valor que tenía hasta 3 años más tarde. Cuando empecé a dedicarme a esto por completo hice en seis meses lo que no había hecho en dos años. 

¿Este consejo se lo daría a un joven que viene con una idea parecida a la tuya, de impacto social?

Sí, sin duda. No todo vale, no toda persona que esta con llevando a cabo un proyecto vale. Eso de ‘persigue tus sueños’ es una patraña como una catedral y siempre hay que valorar el impacto social, medioambiental y de capital que puedes generar. Hay que saber valorarlo todo. Ayúdame3D en 2012 por ejemplo era inconcebible, porque la tecnología era carísima. Yo en ese momento no podría haber hecho nada.

Sobre el impacto social del que tanto estamos hablando, ¿cómo está la situación en España?

Faltan empresas que realmente estén comprometidas con el impacto social. Me parece muy válido que tu empresa se dedique a generar dinero pero siempre tiene que tener un compromiso con el mundo. Por eso, creo que es muy bueno que los ODS se hayan puesto tan de moda y que a nivel marketing esté funcionando. Porque puede empezar así pero al final cala. Al final te responsabilizas realmente y creo que es algo muy llamativo y que merece la pena. Hay entidades gigantes que se están agarrando mucho a estos objetivos y están bajando a la realidad y al impacto social y al final el cliente valora más qué se está consumiendo. En este aspecto estoy contento porque en España cada vez existe más ese compromiso. Aunque no es suficiente.

¿Esto cómo lo valora usted a nivel personal?

Las empresas tienen la capacidad de retractarse, pero no de mentir. Lo que no puede decir una empresa contaminante, es que llevan 50 años en contra de la contaminación lo que pueden decir, es que a partir de ahora van a hacer todo lo posible para contaminar menos. Esto me parece genial porque si lo hacen están contribuyendo. Si eres una entidad que no lo ha hecho bien, que se agarren a los ODS, que son unos compromisos que pueden estar cerca de estas empresas, está genial ya que en algún momento habrá un compromiso y una concienciación real de lo que puedes hacer en el futuro. 

¿Se está avanzando en este aspecto?

Sí.

¿Desde que comenzó Ayúdame3D ha visto cambios en este ámbito?

Sin duda, tal vez es porque yo estoy en este ecosistema del impacto social y siempre estoy viendo estas noticias. Pero yo creo que sí. Hay empresas gigantes que están muy comprometidas. A nivel institucional y gubernamental también se está valorando mucho. Aunque muchas veces considero que no se escucha tanto la necesidad real, sino cosas más a corto plazo. Pero poco a poco se va a estar evolucionando.  

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