No hay tregua para la `Ballena Vasca´. Este tipo de cetáceo está a un paso de la extinción. Según informó hace unos meses la Unión Internacional por la Conservación de la Naturaleza (UICN) esta especie se encuentra en peligro crítico ya que solo se han encontrado 250 ballenas adultas. La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica Estadounidense (NOAA) es algo más optimista y sube la cifra a 400, aunque siguen siendo insuficientes como para recuperar la especie, que en siglo XVI rondaban entre 10.000 y 20.000 ballenas.
A la caza de la ballena
Durante siglos la ballena vasca ha sido perseguida y cazada sin ningún tipo de control. Comenzaron a capturarse en el País Vasco-Francés, concretamente en Bayona, en el S.XI. Este tipo de práctica se extendió por todo el mar cantábrico, llegando a su apogeo entre los siglos XIII y XIV.
Aunque sí que es cierto que a partir del S.XVIII dejaron de cazar tantas piezas, hasta principios del siglo pasado seguían siendo una habitual de la pesca en el cantábrico. La última ballena fue capturada en la localidad guipuzcoana de Orio, que, cómo relataba la prensa del momento, cinco lanchas persiguieron a una ballena de 12 metros, hasta darle muerte. Los balleneros vascos comenzaron a cazar estos animales por su gran cantidad de grasa, que utilizaban como combustible de lámparas a la par que aprovechaban su carne, huesos y barbas.
Su táctica de caza lo único que hacía era aumentar la despoblación en los mares ya que cazaban a las crías, para matar posteriormente a la madre que se quedaba con ellas.
Aunque la caza no ha sido el único motivo por el cual la ballena vasca está a punto de desaparecer de los océanos de todo el mundo. Según la NOAA, «enredarse en los artes de pesca puede estresar y herir gravemente a uno de estos animales, y provocarle una muerte dolorosa. Más del 85% de las ballenas francas se han enredado en redes al menos una vez, y alrededor del 60%, en varias ocasiones».
El cambio climático también es un factor en la desaparición de estos cetáceos. El aumento de las temperaturas las ha empujado a emigrar más hacia el norte durante el verano donde están más expuestas a encuentros con barcos y resultar heridas.
La última vez que se avistó una en España fue en Galicia hace ya 27 años. A día de hoy los pocos ejemplares que quedan se encuentran concentrados en el Atlántico occidental, desde Florida a Canadá y Groenlandia.
Al borde de la desaparición
A diferencia de otras especies, como el Oso Pardo, no hay planes de conservación de la especie para conectar poblaciones e incrementar la cría. Tampoco se plantea criarlas en cautividad en ningún país.
«La ballena vasca se extinguió en aguas del Cantábrico y eso obligó a los pescadores a ir más al norte en su busca. Hoy mueren más que nacen, y cuando se vaya la última de las que aún quedan vivas, se acabó, la especie ya no es viable. No hay remedio, no es como los linces, no hay cría en cautividad», aseguró Gorda Ocio, responsable de la empresa vizcaína Verballenas.com en unas declaraciones dadas al diario El Correo.
Las hembras alcanzan su madurez sexual a los 10 años de edad y tienen embarazos de una sola cría con una gestación de un año. Los intervalos entre partos suelen ser de 4 años. “En las últimas tres temporadas (2017-2019) solo hubo 22 nacimientos, un tercio de la media de natalidad anual. Los biólogos creen que el estrés por los enredos es una de las razones por las que las hembras están pariendo con menos frecuencia”, aseguran desde la NOAA.