A día de hoy un móvil es mucho más que un teléfono; es la tarjeta de crédito, la cuenta bancaria, la cámara de fotos e incluso portamos nuestros documentos de identificación como el DNI o el carnet de conducir en este. Por eso, cuando se nos agota la batería puede suponer un gran problema si no tenemos forma alguna de recargarla. Para hacer frente a este problema llega Chimpy.
Chimpy nace como una solución sostenible ante este problema. Esta start-up se dedica al alquiler de ‘power banks’ para recargar el móvil en cualquier lugar. En Act4Planet hablamos con Daniel Illar, Country Manager para España de Chimpy, para que nos cuente cómo funciona la start up, qué dificultades se encontraron para sacarla adelante y cómo se están transformando las empresas.
En pocas palabras, ¿qué es Chimpy?
Chimpy es una start-up de origen suizo que se dedica al alquiler de baterías (“power banks”) para móviles. Su objetivo es ofrecer un servicio rápido, cómodo y sostenible para que la gente esté siempre operativa. El servicio de alquiler es muy sencillo: el cliente se dirige a un punto de venta de Chimpy (actualmente son más de 200 en Barcelona) y pide una batería. El alquiler cuesta 3€ con un depósito de 15€. El usuario se puede quedar con la batería tanto tiempo como quiera. El precio de la primera semana está incluido y a partir de la segunda semana se realizará un cargo de 2€ semanales. Lo mejor del proceso es la comodidad que ofrece el servicio, pues se pueden devolver las baterías en cualquier punto de la red de la ciudad y no es necesario registrarse ni descargarse ninguna app para ser usuario.
Resulta un tanto complejo entender el funcionamiento de la empresa. Es algo completamente innovador. ¿Podría explicar de forma concreta cómo funcionan las power-banks?
Las power-banks son baterías con una capacidad de 5000 mAh, optimizadas con respecto al tamaño, peso, velocidad de carga, durabilidad, reciclabilidad y diseño para que puedan ser alquiladas y usadas muchas veces. Chimpy tiene centros de carga centralizados donde se cargan las baterías con energía solar. Las baterías llegan precargadas al Punto de Venta para que éste solo se ocupe de alquilarlas. Todas las baterías usadas vuelven al centro de carga de Chimpy donde se limpian y desinfectan y donde se hace un control de calidad.
¿Qué tiene que hacer el cliente una vez haya utilizado la power-bank?
El cliente se dirige a un punto de venta de Chimpy y la entrega al personal de venta, que la escanea y devuelve el depósito correspondiente. Si es dentro de una semana después del alquiler la devolución es integral (15€), si el cliente tarda más, hay un cargo de 2€ por semana adicional. Chimpy después “recicla” la batería, es decir la limpia, desinfecta, vuelve a cargarla con energía solar y la pone a disposición para ser alquilada otra vez.
¿Cómo y con qué objetivo nace?
Chimpy fue fundada por Andreas Braendle, Mirko Hofmann, Can Olcer y Simon Schwarzenbach en 2013 en Zurich, Suiza. Los fundadores estaban tomando una cerveza en un bar de Zúrich cuando de pronto les surgió un contratiempo. Uno de ellos necesitaba llamar a su novia y, como no tenía batería en el móvil, no pudo hablar con ella. Así surgió la idea de poder ofrecer un servicio de alquiler de baterías que fuese tan fácil de usar como pedir una cerveza en la barra de un bar.
Se imaginaban un servicio sencillo: alquilar una batería, cargar el móvil y devolverla cuando ya no se necesite, y con la posibilidad de cargarse mediante energías renovables. Después de aquella tarde tomando unas cervezas entre amigos, el desarrollo del servicio se puso en marcha. El aspecto de la sostenibilidad y de la reducción de la emisión de CO2 es clave para el proyecto y define la empresa y todas sus acciones. Chimpy intenta minimizar la emisión de CO2 en cada paso y compensa todas sus emisiones residuales de CO2 con proyectos locales, por lo que, como empresa, no genera CO2.
¿Qué necesidades vieron que había en el mercado como para comenzar con este proyecto?
Al principio estuvo la convicción de los fundadores de que no eran los únicos con la necesidad de tener energía móvil y sostenible. Cuando se lanzó el servicio en Suiza, fue un éxito casi desde el primer día y se confirmó muy rápidamente la hipótesis de la utilidad del servicio de Chimpy. Fuimos agregando nuevas facetas como un servicio de carga para festivales que es muy exitoso y expendedores automáticas para la gastronomía y la vida nocturna que también demuestran una evolución muy favorable. No todo lo que intentamos siempre funciona, pero el móvil se ha vuelto tan indispensable que nadie quiere o puede estar sin batería. Y mirando hacia el futuro seguimos convencidos de que el mundo necesita cada vez más soluciones sostenibles que disminuyan nuestra huella de CO2.
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¿Consideran que el mundo empresarial está cambiando? ¿Se está abogando cada vez más por hacer un tipo de mercado sostenible o es solo apariencia?
Pregunta difícil… Creemos que hay cada vez más empresas y emprendedores que sí buscan sostenibilidad en más dimensiones que solo en la dimensión financiera. Esto lo demuestra el éxito de movimientos como el sistema B o de fondos de inversión con criterios de sostenibilidad. Es normal que no todo lo que se “vende” como verde hacia afuera sea también verde por dentro, pero en general sí se nota un cambio. La gran duda es si la velocidad del cambio va a ser suficiente para ralentizar el calentamiento global a tiempo.
A la hora de lanzar una start up se suelen encontrar muchas dificultades, ¿ustedes recurrieron a alguna entidad pública para conseguir financiación? ¿Cómo fue el proceso de creación de la empresa? ¿Alguna vez pensaron en echarse atrás por complicaciones derivadas del mercado?
Chimpy se fundó con el capital que aportaronlos fundadores y luego hubo varias rondas de financiación con capitales privados para financiar el crecimiento de la empresa. Y sí, también hubo periodos difíciles, sobre todo en los primeros meses/años cuando hubo momentos de muy poca liquidez. El equipo solventó estos momentos de forma solidaria, por ejemplo, todo el equipo renunció a parte del salario para poder evitar despidos individuales. Nunca hubo financiación por parte de entidades públicas y logramos todas las rondas de financiación privada con éxito, aunque a veces tardaron mucho más de lo esperado. Un factor contribuyente puede ser que hasta hoy Chimpy ha querido y logrado mantener la mayoría de las acciones y el control de la empresa en manos de los empleados y no de un inversor externo.
¿Cuál es el valor que tiene Chimpy para nuestros lectores?
Esto lo van a determinar los lectores cuando hayan leído este texto y probado nuestro servicio de carga. Desde nuestro punto de vista uno de los valores principales del servicio Chimpy es su simplicidad: alquilar una batería es tan simple como comprar un chicle, no hace falta registrarse ni descargar una app. Sin olvidar, por supuesto, el espíritu de circularidad y sostenibilidad que subyace en toda la empresa, en todas sus acciones internas y externas y en el servicio que ofrecemos.
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Desde Chimpy aseguran que son una compañía que es prácticamente sostenible al 100% ¿ha sido complicado llegar a estos estándares de sostenibilidad? ¿Cómo lograron llegar hasta aquí?
Tenemos un modelo de negocio circular/sostenible lo cual es un gran punto de partida. Y después es un proceso. Es decir, que no es tan complicado, pero son una serie de pasos que hay que dar y que requieren del compromiso de todo el equipo, empezando por sus máximos responsables. Los pasos son 1) darse cuenta de las posibles fuentes de emisiones que la empresa genera directamente y también indirectamente (lo cual es más complejo); 2) cuantificar/medir las emisiones; 3) poner en marcha un programa de reducción de las emisiones y 4) compensar las emisiones residuales de forma fiable.
Además de la implicación de la propia empresa con el medio ambiente también tienen un programa de voluntariado para sus empleados, «OMITEMIT». ¿Podría explicar cuáles son los objetivos de este programa? ¿Cómo se involucran sus empleados?
Como he comentado, el propósito de Chimpy es dar soluciones sostenibles de energía móvil para los clientes y hacer una contribución en la reducción de nuestra huella de CO2. Esto no para cuando uno sale del trabajo, es decir si cada uno de nosotros no cambia algo en sus hábitos diarios vamos a tardar demasiado tiempo para poder frenar el aumento de las temperaturas medias. Por eso Chimpy ha creado un programa para los empleados interesados llamado “OMITEMIT” (traducido del inglés: para de emitir).
La participación es 100% voluntaria y los participantes pueden actuar en varias dimensiones para reducir su huella personal de CO2. Estas dimensiones son el tamaño de su vivienda, la fuente de energía para calentarla, el medio de transporte que utilizan para ir al trabajo, cómo hacen viajes de larga distancia, qué tipo de dieta tienen, cuáles son sus hábitos de consumo, etc. Cada participante se propone una o varias metas que quiere cumplir (por ejemplo: solo usar transporte público para ir al trabajo) y elige dos colaboradores que pueden certificar si se cumplió el objetivo o no. Y al final del año el empleado recibe un premio en base a los objetivos alcanzados.
¿En su opinión se están dando los pasos correctos hacia la transición ecológica?
Los pasos parecen muy lentos y las reducciones importantes de CO2 siempre se plantean muy en el futuro. Creemos que es necesario actuar mucho más rápido, ya que el CO2 se va acumulando en la atmósfera y si pasa unos niveles críticos ya no hay vuelta atrás. Ojalá encontremos soluciones técnicas para absorber CO2 a gran escala, pero hoy todavía no existen y no podemos depender de ellas.
¿Qué consejo le daría a un empresario que quiere animarse a fundar una start up donde los valores principales sean la sostenibilidad?
Los consejos son los mismos que siempre han regido la creación de una start up: estar convencido de/apasionado por lo que uno hace, escuchar a sus clientes/usuarios, ser muy cuidadoso a lo hora de elegir su equipo (construir un equipo que funcione no es fácil) y no olvidar la sostenibilidad financiera, es decir el “cash”/la liquidez es el oxígeno de la empresa y todos sabemos lo que pasa si falta oxígeno. Y a estar preparado para trabajar duro y perseverar. La realidad es que normalmente todo necesita mucho más tiempo de lo esperado y los resultados no se dejan ver enseguida, pero llegan si uno pone la suficiente energía y paciencia.