Son muchas las empresas privadas, como Coca Cola, L´Oreál o Nestlé, que están llevando a cabo programas para intentar solucionar problemas relacionados con los ODS. Buscar soluciones sostenibles para combatir la desigualdad y la pobreza son algunas de las prioridades de las empresas privadas. Con este objetivo se ha elaborado el IV informe del Observatorio Empresarial para el Crecimiento Inclusivo (OEPCI). En él han participado empresas como BBVA, Divina Pastora o el IESE Business School, entre otras.
La publicación ilustra cómo desde las empresas se puede colaborar con el crecimiento inclusivo y ayudar a disminuir la pobreza y la desigualdad. Hace ya más de un año que en los informativos comenzó a cobrar protagonismo la palabra “Coronavirus”. Desde entonces han sido muchos los problemas que se están intentando solucionar desde todos los sectores.
Con el sistema sanitario colapsado y la economía fuertemente dañada, los problemas sean multiplicado. ERTES, despidos y familias sin ingresos son algunas de las consecuencias que ha dejado la pandemia.
Cuestiones que hay que solucionar y que acarrean muchísimas preguntas consigo. El informe del OEPCI pone el foco de actuación en el crecimiento inclusivo. Tal y como se describe en el ODS 8 el crecimiento inclusivo se basa en “promover el crecimiento económico inclusivo y sostenible, el empleo y el trabajo decente para todos”.
El informe destaca la importancia de la colaboración entre todos los sectores. Y califica como fundamental el liderazgo del sector empresarial para que contribuya a la reactivación económica a la par que este crecimiento beneficie a toda la sociedad, dejando de lado las desigualdades.
En el informe la desigualdad se trata desde tres perspectivas diferentes: sociológica, política y económica. A este problema se le suma el cambio climático como una de las cuestiones prioritarias a resolver en un mundo globalizado. Aunque en esta última parece que las empresas tienen un mayor nivel de concienciación.
El motivo es simple. No es una cuestión abstracta. La desigualdad, por el contrario, sí. Por eso, los avances en materia social van un paso por detrás a pesar de su relevancia. El estudio resalta que, ahora mismo, las empresas ya no pueden tomar esta cuestión como algo que se puede solucionar con proyectos puntuales, sino que hay que elaborar un nuevo modelo. Es necesario buscar cómo lograr un crecimiento inclusivo a través de cualquier área de negocio y enfocarlo hacia todos los grupos de interés.
El documento señala que se siguen utilizando baremos de medición que relacionan la desigualdades económica en los que no se tienen en cuenta nuevas formas de pobreza que han aparecido esta década en nuestro país como la pobreza infantil, laboral o energética. Para mejorar la medición de la desigualdad el Foro Económico Mundial promovió el Índice de Desarrollo Inclusivo (IDI). Esta nueva herramienta añade al análisis convencional otras variables, como la esperanza de vida, los índices de pobreza y el ratio de dependencia.
España es uno de los países que peor gestiona esta cuestión, ya que ocupa el puesto 26 de 29 en el IDI. El informe también menciona el Índice de Pobreza Multidimensional (IPM), elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). El IPM considera dimensiones como la educación, la asistencia sanitaria y el grado de bienestar social. Por su parte, el Indicador AROPE de la Red Europea de Lucha contra la pobreza y la Exclusión social (EAPN) ofrece una radiografía del impacto de la pobreza y la exclusión social en España. Según los registros, en nuestro país, el porcentaje de españoles en situación de pobreza relativa es del 26%.
Con la llegada de la COVID-19 han surgido nuevos indicadores que reflejan la pobreza. Tener o no un ordenador y conexión a internet se ha vuelto un indicador para acceder a la educación. La pandemia ha hecho más visibles la pobreza y la vulnerabilidad de determinados sectores de la población. Para que las empresas puedan contribuir al cambio la publicación esboza una serie de estrategias que pueden llevar acabado desde las compañías privadas como:
- Buscar alianzas que se puedan sostener a largo plazo con los que compartir propósitos y estrategias.
- Identificar los objetivos de forma clara.
- Cambiar el modelo de empresa.
- Adaptar el impacto social a la capacidad de la organización.
- Responder a demandas reales con capacidades reales. Vincular negocio y compromiso social.
- Garantizar la diversidad en los órganos de dirección y equipos de trabajo.
- Apoyarse en dinámicas y procesos ya asentados: retribuciones variables, obligaciones de reporting.
- Contribuir también es innovar. Apostar por soluciones de crecimiento inclusivo que puedan suponer un ingreso, no solo un coste.