Las enfermedades de médula ósea pertenecen a un grupo de patologías que son de las más complejas de tratar. Algunas de ellas son la leucemia o el cáncer de sangre. Aunque aún no se ha conseguido desarrollar un tratamiento 100% efectivo para los dos anteriores, sí que en la Universidad de Minnesota parece que han encontrado la solución para las que están relacionadas con el movimiento del cuerpo. Desarrollar implantes impresos en 3D que puedan potenciar el desarrollo celular de las lesiones en la médula ósea.
Durante su investigación, los científicos de la universidad han recurrido a tecnologías de bioimpresión para poder trabajar con células vivas. Gracias a las técnicas de impresión 3D, las células y los biomateriales se pueden combinar y depositar capa por capa y crear materiales que llegan a tener las mismas propiedades que los tejidos vivos. Mediante estas técnicas biomédicas lo que se busca no es solo paliar el dolor y las molestias sino que se pueda recuperar el control de los músculos, el intestino o la vejiga.
A partir del desarrollo de estas técnicas de impresión con células ha habido enfermos que han podido recuperar la movilidad en algunas partes de su cuerpo que ya se consideraban perdidas. Al igual que sucede con las impresiones de huesos, cada implante 3D será creado para cada enfermo de forma específica, para adaptarse a la perfección a sus necesidades particulares. Lo novedoso de esta técnica es que serán utilizadas las células del propio paciente para elaborar la prótesis.
El proceso comienza elaborando un implante inicial de silicona. Este sirve como plataforma para que cuando las células se han impresas haya un soporte. El implante se colocará de forma quirúrgica en el área donde se encuentra la lesión de médula y funcionará como un puente entre el lugar afectado y las células se irán implantando poco a poco para reconstruir el tejido.
Gracias a los estudios que se han ido desarrollando, los investigadores de bioingeniería consiguieron volver a programar células neuronales. Las imprimían ya programadas y las colocaban en los implantes de tal manera que siguieran vivas.