Cada año se generan en todo el mundo unos 45.000 millones de residuos menstruales de un solo uso altamente contaminantes. Para acabar con este despilfarro y en línea con el deseo de avanzar hacia un mundo más respetuoso con el medio ambiente, cada vez son más las mujeres a las que les gustaría cambiarse a un método de higiene menstrual más sostenible.
Así lo demuestra una encuesta realizada por la marca de salud sexual Platanomelón, según la que el 80% de las mujeres que actualmente utilizan compresas o tampones preferiría cambiarlas por un sistema reutilizable, como la copa o las bragas menstruales. Además de ser mucho más ecológicos, estos métodos también son más saludables y económicos. Sin embargo, el desconocimiento y la falta de información sobre ellos es el principal freno que apuntan las encuestadas a la hora de decidirse a utilizarlos. En este sentido, el 99% de ellas valora muy positivamente las iniciativas que se están llevando a cabo desde distintos ámbitos para dar a conocer estas alternativas, como, por ejemplo, la decisión que han tomado recientemente algunos gobiernos autonómicos para repartir estos productos de higiene menstrual reutilizables en los institutos.
El estudio, que ha contado con la participación de unas 3.000 personas, revela que las compresas, de hecho, siguen siendo el método de higiene menstrual más utilizado por las mujeres (55%) a pesar de ser el peor valorado, puesto que el 72% de sus usuarias las considera incómodas y antihigiénicas.
Mónica Branni, psicóloga y sexóloga de Platanomelón, explica el hecho de que las compresas sigan siendo el método más común aun teniendo en cuenta su mala fama: “generalmente, son el primer método que se introduce en la vida menstrual de la persona y, por lo tanto, el primero con el que esta se familiariza”.
La experta apunta que “la reputación de las compresas puede que sea en parte responsable del concepto que tenemos acerca de la menstruación como algo ‘sucio e incómodo’. Poder optar por otros métodos de salud menstrual nos da la oportunidad de poder valorar más positivamente la menstruación y convivir con ella de una forma más sana”, señala.
En este sentido, la encuesta revela que alrededor del 90% de las mujeres que ha probado métodos sostenibles asegura que son más higiénicos y cómodos que compresas y tampones y hasta un 95% no duda en recomendar su uso a las demás mujeres.
A Branni no le sorprende esta conclusión y considera que, “si finalmente se popularizan, garantizarán una experiencia más sana de la menstruación, logrando que, en el futuro, las mujeres tengamos un concepto de ciclo menstrual menos estigmatizado y más empoderado”, remarca.
Platanomelón es una de las marcas que está impulsando este tipo de productos, ahora lanzando su propia línea de braguitas menstruales, las Kiwitas. Las cuales, a pesar de tener el aspecto de la clásica ropa interior, están diseñadas para absorber lo equivalente a 3 compresas o 6 tampones sin manchar la ropa que llevas puesta.
Las bragas menstruales son mucho más cómodas y respetuosas con la zona íntima puesto que están compuestas de algodón orgánico y transpirable, en lugar de los productos químicos e industriales que llevan los métodos de usar y tirar.
Su tecnología antibacteriana está diseñada para bloquear malos olores, evitar fugas y goteos y hacer que se mantengan siempre secas y frescas, lo que hace que se adapten a cualquier situación del día a día, como hacer deporte, trabajar, estudiar o dormir.
Para lavarlas, lo mejor es con agua fría, jabón textil y sin suavizante. Además, tienen la gran ventaja de que se secan muy rápido.
“Desde Platanomelón queremos convertir estos productos en un acto de reivindicación, rompiendo tabúes sobre la menstruación en general y las bragas menstruales y la copa en particular, convirtiéndolas en la alternativa ideal para la regla. Sería un paso más hacia adelante para acabar con los productos de un solo uso y acercarnos a una menstruación más consciente y saludable”, afirma Anna Boldú, CEO de Platanomelón.