Con la aparición del Covid-19 las desigualdades socioeconómicas se han ampliado aún más. “La creciente brecha entre países ricos y pobres es preocupantemente regresiva y requiere que se corrija el rumbo de manera inmediata” dijo el Subsecretario General de la ONU, Liu Zhenmin.
Vivimos en un mundo marcado por las fuertes diferencias sociales que se presentan en él. Según el Informe sobre la Financiación del Desarrollo Sostenible, IRSF, presentado por el Grupo de Trabajo Interinstitucional sobre la Financiación para el Desarrollo de Naciones Unidas la pandemia de Covid-19 está arrastrando al mundo a que las desigualdades sean aún mayores. Esto se debe al retroceso en los avances en materia de desarrollo para millones de personas, sobre todo en países pobres. Sus escasas oportunidades para reactivar la economía podrían retrasar el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible otros 10 años.
¿Qué ha sucedido con la llegada del Covid-19?
En el documento se alerta de forma ferviente que de seguir esta trayectoria en muy poco tiempo las diferencias entre ricos y pobres se verán acrecentadas. Muchos países carecen de los recursos necesarios para combatir la crisis económica generada por la pandemia. De hecho, se estima que se han perdido 114 millones de empleos. Y, un dato aún más preocupante, es que alrededor de 120 millones de personas han vuelto a caer en la pobreza extrema.
«Antes de la COVID-19, alrededor de la mitad de los países menos desarrollados y de otros países de bajos ingresos estaban en alto riesgo de enfrentar, o de hecho estaban enfrentando, problemas de sobreendeudamiento; con la caída de los ingresos tributarios, la pandemia disparó el endeudamiento a niveles exorbitantes», aseguran desde la ONU.
El Informe sobre la Financiación para el Desarrollo Sostenible
El IRSF 2021 trata la aplicación de los resultados la Financiación para el Desarrollo y los medios de ejecución de los ODS. El informe se ha elaborado gracias a los datos otorgados por más de 60 organismos e instituciones internacionales que integran el Grupo de Trabajo, dirigido por el DAES de la Naciones Unidas.
En el estudio se elabora una evaluación del impacto que está teniendo la pandemia en el contexto macroecónomico mundial. Además, se incluyen también aspectos sociales y ambientales.
En este se recomienda actuar de forma inmediata para evitar el escenario que se plantea y así, movilizar las inversiones en las personas e infraestructuras. También trata temas como una reforma de la arquitectura financiera y de la política mundial para garantizar una recuperación sostenible.
“Los países deben recibir ayuda no sólo para mantenerse a flote, sino para invertir en su desarrollo. Para reconstruir mejor, tanto el sector público, como el privado, deben invertir en capital humano, protección social, así como en infraestructura y tecnología sostenibles”, aseguró Zhenmin, el cual elaboró el informe.
En el documento se destaca que la inversión sostenible en infraesturcturas reduciría los riegos ante una futura crisis. Se estima que, por ejemplo, gastar entre 70 y 120 mil millones de dólares durante los próximos dos años, y entre 20 y 40 mil millones de dólares anualmente de ahí en adelante, reduciría significativamente la probabilidad de otra pandemia. Una buen inversión teniendo en cuenta los billones de dólares en daños económicos ya causados por la COVID-19.
Además, ha detallado algunas recomendaciones destinadas a empresas y mercados. Por ejemplo, las inversiones a largo plazo tanto en personas, innovación como en capital físico. También deben adoptar medidas comprometidas como la ayuda al comercio local, el compromiso de emisiones cero o la reducción de residuos.