Hace 10 años se estableció la llamada Meta 11 de Aichi donde se pactó proteger más ecosistemas. En concreto, se propuso proteger al menos el 17% del total de la tierra y aguas continentales y el 10% del medio marinos. En el informe publicado por el Centro de Monitoreo de la Conservación del Ambiente y la Unión Internacional para la Conversación de la Naturaleza ha revelado que la meta se ha conseguido pero, también, que las medidas tomadas han sido insuficientes por la falta de protección de la biodiversidad.
A pesar de que los objetivos se han cumplido con creces ya que, según recoge el informe, desde 2010 el 42% de los más de 22 millones de km2 de tierra y 28 millones de km2 de océano protegidos se han sumado estos últimos años, la perdida de biodiversidad sigue a la alza.
Por eso, el informe concluye con un nuevo desafío. Es necesario mejorar la calidad de estas zonas protegidas y de las nuevas que se incorporen para que la protección de su biodiversidad. Pero, ¿qué es exactamente la biodiversidad?.
La biodiversidad es la variedad de vida que existe en nuestros ecosistemas. Es decir, el conjunto de elementos que conviven entre ellos y crean un equilibrio ecológico. Si no se respeta se corre el peligro de que muchas especies, como ya estaba pasando con el lince, desaparezcan de la tierra.
Lo que ha sucedido durante estos 10 años es que, aunque las áreas estuvieran protegidas no se ha mirado por su biodiversidad.
Por ejemplo, «el 20,2% de las áreas terrestres clave para la biodiversidad que están totalmente cubiertas por áreas protegidas, el 33,8% carecían de cobertura. En cambio el 24,2% de áreas marinas clave para la biodiversidad totalmente cubiertas por áreas protegidas, el 33,9% carecían de cobertura», según han afirmado desde la ONU.
El director de Centro de Monitereo de la Conservación del Ambiente, Neville Ash, declaró lo siguiente a cerca de porqué se ha dado este problema con la biodiversidad de los lugares protegidos. “Designar zonas y contabilizarlas no es suficiente; es necesario que se administren de manera eficaz y que se gestionen de manera equitativa para que sus múltiples beneficios se aprovechen a escala local y global y para asegurar un futuro mejor para las personas y el planeta”.
El estudio también ha revelado que la mayoría de las áreas protegidas no están conectadas entre si. Esto supone que las especies tienen grandes dificultades para moverse y que los procesos naturales funcionen. De hecho, menos del 8% de la tierra está protegida y conectada. Por eso, el siguiente objetivo es «proteger 30% de la tierra, el agua dulce y los océanos para 2030. Estas áreas deberán ubicarse de manera óptima para proteger la diversidad de la vida en la Tierra, administrarse de manera efectiva y gobernarse equitativamente”, afirma Bruno Oberle, director general de la Unión Internacional de la Conservación de la Naturaleza».
Por último, cabe recalcar que Latinoamérica es la región más protegida del mundo con más de 8,8 millones de km2 de áreas protegidas. Esto es equivalente a un 21,4% del área total, una área superior a todo Brasil. Aunque, el problema con la biodiversidad también existe en estas áreas. Ya que el 43,8% de las Áreas Clave para la biodiversidad no tienen ningún grado de protección a pesar de estar protegidas.