La Universidad de Córdoba, en colaboración con la universidad china de Xiamen y el Instituto Tecnológico de Wentworth, en Boston han logrado darle una utilidad energética a los deshechos de pescado. Concretamente, han conseguido aprovechar distintas partes de de la tilapia- un pez común en China- extrayendole el colágeno para usarlo en sistemas de almacenamiento de energía.
Este estudio abre el camino para buscar nuevas formas de aprovechamiento de los residuos y generar fuentes de almacenamiento de energía de forma más sostenible. Estos residuos podrían utilizarse en diferentes dispositivos de almacenamiento de energía eólica o fotovoltaica.
Solo en China se producen, unas 59 millones de toneladas de pescado al año, de las que, no se llega a consumir el 58%. Estos residuos tienen propiedades que son muy útiles en baterías como el nitrógeno, el oxígeno, el hidrógeno o el carbono.
Gregorio Ortiz, es el investigador responsable del proyecto en la Universidad de Córdoba, y explicó que el colágeno de los deshechos de pescado se está utilizando como polo negativo de las baterías y lo están sometiendo a pruebas para ver cómo funcionará al combinarlos con polos positivos convencionales.
En el estudio se está trabajando con baterías de litio y con dispositivos de sodio y magnesio. La conclusión a la que han llegado a través de este estudio es que, los valores de la capacidad que han sido alcanzados son muy parecidos a los que se obtienen con materiales sintetizados químicamente, con la gran ventaja de que estos materiales sostenibles y que su aprovechamiento supone una reducción de residuos de millones de toneladas.
No es la primera que se investiga con los componentes que se encuentran en los residuos de pescado, ya había sido utilizado en sectores relacionados con la industria como catalizador para eliminar el paladio, un compuesto muy contaminante.