Son muchas las empresas de tecnología que hoy mueven cientos de millones de euros cada día que se fundaron en un garaje o en el dormitorio de una residencia de alumnos, todos con el sueño de dar respuesta a una necesidad, que todavía no terminaban de ver.
De la misma manera que han ido adaptando su mensaje y sus actividades grandes empresas como Google o Facebook, se han ido adaptando y haciendo suyo el mensaje que lanzaba la sociedad, sus profesionales y clientes. Si quieres que te sigamos, has de ser éticamente responsable.
Ahora las startups ya nacen con la visión clara de la solución que van a ofrecer al mercado y como su actividad favorece positivamente a los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, (ODS) definidos por las Naciones Unidas.
El concepto de innovación ética está recibiendo una gran atención por parte de los usuarios, de las corporaciones y de los gobiernos, en gran medida por la presión que reciben desde los medios, alzando la voz de los ciudadanos.
Ya no es concebible que una empresa inicie sus actividades sin establecer en sus orígenes los principios éticos corporativos que la definen, no es algo que se pueda dejar para más adelante, han de ser desarrolladas desde la transparencia e independencia y efectividad que demanda la sociedad.
Para los expertos, una empresa ética ha de tener un líder ético comprometido, que dirija el área de “Ética” de la compañía y participe directamente en la creación de nuevos productos o servicios, a la vez que analiza todo aquello que se ha desarrollado, antes de la creación del puesto.
La transparencia ética es otro punto importante para los profesionales, prefieren trabajar en compañías donde la ética es un valor, y sus puestos tienen una clara orientación a la consecución de uno o varios ODS. Los profesionales no quieren perder su prestigio por desarrollar su carrera en compañías que pueden tener problemas públicos con su tecnología.
El sesgo es un efecto secundario desafortunado y omnipresente en el comportamiento humano que las empresas también han de vigilar y eliminar en sus nuevos procesos automatizados, y evitar que quede reflejado en las máquinas que construimos.
La tecnología es el motor de muchos cambios, la herramienta que permite al director ejecutivo y al nuevo empleado junior, seguir desarrollando nuevas soluciones, pero que ante todo nos recuerdan los expertos, que deben de operar dentro de marcos éticos.
Las empresas deben de medir el impacto real de su tecnología en las personas y construir mecanismos internos que corrijan o eliminen los efectos secundarios negativos de su innovación.
Necesitan crear estructuras corporativas internas que abarquen la responsabilidad, la transparencia y la honestidad. El diseño de marcos éticos ahora ayudará a las empresas de todo el mundo a evitar problemas que podrían afectar la supervivencia de sus negocios en el futuro.
La innovación ética debe ser la norma global, no una idea de marketing de último momento.