Un futuro sin energía es un escenario que nunca se había puesto sobre la mesa, pero que tras la invasión de Ucrania por parte de Rusia, y la crisis de suministro de gas generada, varios países de Europa buscan alternativas para garantizar su soberanía energética.
El carbón o la nuclear ya se plantean como fuentes sustitutivas al gas Ruso. Recordemos que recientemente la Unión Europea ha considerado la energía nuclear como una fuente ‘verde’ y el previsto cierre de las centrales existentes, parece que va a ser más lento de lo inicialmente pensado
Bélgica ha prorrogado durante 10 años la operación de dos nucleares, mientras que Alemania, que tradicionalmente estaba en contra de este tipo de energía, ya pone sobre la mesa esta medida. España, de momento, no se lo ha planteado.
Fue el canciller alemán, Olaf Scholz, quien adelantó que «podría tener sentido» prolongar la vida de las tres únicas centrales que siguen operando en Alemania -llegó a tener 17 reactores- y que deberían cerrar a finales de año.
Alemania apostó por el gas para generar la energía necesaria para su economía, pero su socio Ruso no parece que desee mantener las relaciones tras las medidas de presión por invadir Ucrania.
Este tipo de instalaciones contaminan más que las renovables -mucho menos que el carbón- pero la sociedad reconoce que no tienen los problemas medioambientales de los residuos. Sin embargo, ante la llegada del invierno y con familias muertas de frio en sus hogares, el gobierno se replantea el cierre de las nucleares.
España planea el cierre y desmantelamiento de las nucleares a corto y medio plazo, algunos de los cierres se podrían anunciar incluso al inicio de la campaña electoral por las municipales, en 2023.
Con todo, en lo que va de año la energía nuclear ha aportado el 20,1% de la electricidad, según los datos de estructura de generación por tecnologías de Red Eléctrica. Es decir, fue la tercera fuente más importante para el mix, por detrás del gas (22,9%) y la eólica (21,6%).
En los últimos cinco años ha sido la más constante de las tres, con una variación de 2,1 puntos porcentuales entre su año de mayor aportación (2020, un 22,2%) y el de menor (este 2022).
La eólica pasó del 19% de 2018 al 23,3% del año pasado y el gas del 11,5% de hace cinco años -entonces España aún dependía en gran medida del carbón- al 22,9% actual.
