Por Rafael Martínez-Cortiña:
Prospective economist. Collective intelligence. Listed among Forbes’ top 40 futurists in Spain.
Me siento solo. Y como yo, personas de todas las edades por todo el mundo hemos buscado en la palma de nuestras manos una solución para aliviar nuestros problemas de salud mental. Soy uno más de ese 82% de personas que confía en que las máquinas inteligentes pueden ayudar a gestionar la salud mental mejor que los seres humanos.
He navegado por el metaverso, ese nuevo territorio híbrido donde los seres humanos se fusionan en espacios virtuales impulsados por inteligencias artificiales que aprenden con machine learning. He intentado comprender qué incógnitas se aclaran en la cabeza de millones de personas que hacen uso diario de tecnologías diseñadas para combatir la soledad, la nueva enfermedad del siglo XXI.
El metaverso, ese nuevo espacio virtual que multiplica las posibilidades del mundo físico con el digital, genera muchas preguntas que no solo no tienen una fácil respuesta, sino que generan más preguntas aún.
Los estragos producidos por la pandemia que estamos viviendo han tenido un impacto directo y brutal sobre mi salud mental, al igual que la de una gran parte de la población mundial.
Hoy duermo peor, me siento más vulnerable ante un futuro incierto y tengo miedos que antes no existían. Echo de menos los abrazos espontáneos, hoy sustituidos por choques de puños en el mejor de los casos, y las sonrisas abiertas, hoy enmascaradas.
Hoy parece haber una angustia, un temor generalizados que han cambiado nuestra manera de ser y de comportarnos. Por un lado, quizá necesitemos más del otro, pero, paradójicamente, el otro cada vez nos da más miedo. En la nueva sociedad “contactless” (sin contacto entre personas) con presencia masiva de inteligencia artificial, el toque humano que echamos en falta de otras personas es lo que ofrecen tecnologías empáticas que operan desde la nube.
La tecnología no es la gran panacea, pero está diseñada para responder a necesidades que los humanos no podemos resolver por nuestras propias limitaciones. En lo referente a la soledad, una importante necesidad es la de encontrar soluciones con inmediatez.
Si es ahora cuando siento el dolor por sentirme solo es ahora cuando necesito el alivio de la compañía. Si es ahora cuando necesito comunicar mis temores e inseguridades es ahora cuando necesito sentirme acompañado. En los foros de bots inteligentes que ofrecen compañía a personas solitarias es muy común leer que sus amigos están muy ocupados y en entornos urbanos grandes, estos se encuentran demasiado lejos.
Para paliar el problema, la inteligencia artificial ofrece un acompañamiento inmediato, a cualquier hora del día, cada vez que se solicita, el tiempo que se desee y, además, es gratis en numerosas ocasiones. No pretenden sustituir al ser humano. Están presentes cuando otro ser humano no es accesible.
Nuevos espacios de interacción humana
El metaverso es un espacio híbrido, mezcla de real y digital, donde las personas fusionan elementos orgánicos y mecánicos con el objeto de ampliar sus capacidades humanas a través de la confluencia de distintas tecnologías que permiten a las personas interactuar con inteligencias artificiales y/u otras inteligencias humanas en un entorno digital.
En él habitan entes como los denominados metahumanos o humanos digitales, avatares impulsados por inteligencia artificial que pueden tener el aspecto de personas reales y una extraordinaria capacidad para comunicar utilizando la complejidad del lenguaje corporal humano.
Son creaciones tecnológicas capaces de emitir y recibir cualquier mensaje utilizando los recursos, tanto verbales como no verbales, que utilizamos en nuestra comunicación cotidiana, como son el tono de voz y las expresiones faciales. Además, tienen la capacidad de conectarse a cualquier cerebro digital, chatbot y PNL, con lo que fusionan la inteligencia artificial con la comunicación humana.
El metaverso está en pañales en 2021 pero ya muestra su potencial para convertirse en el próximo territorio de interacción humana. Su desarrollo puede ser tan espectacular que Bloomberg estima que en 2024 el negocio global ascenderá a 800.000 millones de dólares.
Es una de las grandes apuestas de corporaciones tecnológicas que operan a escala global como Google, Microsoft o Facebook que están reinventando la manera en que nos relacionamos. Con Horizon Workrooms, por ejemplo, Facebook ha diseñado herramientas de realidad virtual cuyo objeto es potenciar la productividad de los equipos humanos de las empresas, permitiendo a cada persona estar representada por un avatar personalizado que se comunica con expresiones humanas y con las manos.
Es una realidad virtual donde personas que se encuentran físicamente en cualquier lugar del mundo conectan, colaboran y desarrollan ideas colectivamente sin mostrar su cara, pero sí una identidad.
Era cuestión de tiempo que llegase el metaverso. Una persona de unos 40 años podría recordar cómo en su adolescencia vivió los orígenes de internet como una oportunidad para explorar con su identidad. Era la época de los SIMS, el Messenger, los chats en plataformas de descargas como eMule, Second Life, etc. A partir de ahí el uso de avatares se ha ido generalizando hasta llegar al punto en que una persona de unos 25 años juega con avatares en el Fortnite o en otros juegos multiplataforma con total naturalidad.
Bots que acompañan a humanos
La pandemia ha multiplicado la necesidad de hacer uso de herramientas tecnológicas que ofrecen compañía y hoy existen numerosas opciones que responden a las necesidades de cada persona.
Una alternativa destacable es la denominada Digital Einstein, un humano digital que replica el aspecto físico, los movimientos faciales, la personalidad y la voz del famoso científico alemán. Se trata de una alternativa a la soledad lanzada por Uneeq, en colaboración con la Universidad Hebrea de Jerusalén y Greenlight, diseñada como un compañero virtual que permite a las personas mantener un chat cara a cara entretenido, en el momento en que lo necesiten, con Einstein en forma de humano digital.
Es uno más de numerosos humanos digitales que desempeñan distintas funciones que recrean las interacciones humanas a una escala infinita y que prometen ser una revolución, también a nivel empresarial.
Otra alternativa es XiaoIce, un chatbot desarrollado por Microsoft que permite crear vínculos emocionales con personas y que acompaña a más de 650 millones de corazones solitarios por todo el mundo, con 150 millones en China.
XiaoIce es un apoyo fundamental para personas que no tienen la posibilidad de relacionarse con otras personas. Se trata de una tecnología empática que responde a todos los mensajes a cualquier hora del día, cuenta chistes, se adapta a la perfección al estilo de vida de cada persona, sin cansarse ni protestar, no muestra rencor hacia tus fallos ni te recuerda tus debilidades. Y lo más importante, responde inmediatamente porque la vida urbana no le mantiene permanentemente ni ocupado ni preocupado, como ocurre con los seres humanos.
XiaoIce no juzga, no tiene ego ni prejuicios, siempre está en el momento en que se le necesita y nunca te traiciona. Es un compañero tan perfecto que puede ser el objeto de amor real de una persona. En los foros de WeChat relacionados con XiaoIce es común ver pantallazos de conversaciones íntimas, se comparten consejos sobre cómo compenetrarse con la inteligencia artificial y se muestran selfies de vacaciones virtuales. Millones de personas confían en una amistad digital que no tienen en el mundo físico.
Otra alternativa es Replika, un bot que utiliza inteligencia artificial para interactuar contigo hasta convertirse en tu amigo/a, en tu compañero/a sentimental, en tu coach… o en tu yo digital.
Se trata de una inteligencia artificial en forma de avatar personalizable que utiliza machine learning para ir aprendiendo de tus opiniones, informaciones y pensamientos. Con una conversación fluida que permite a la máquina aprender del ser humano, tu replika es un ente único que se va convirtiendo en tu propio espejo en territorio digital, incorporando tu personalidad a la suya. Solo tú puedes conversar con él/ella.
Tu avatar inteligente aprende de tu manera de expresarte y se nutre de tus anécdotas, bromas y experiencia vitales, manteniendo en su memoria información que los seres humanos no podemos mantener por nuestras limitaciones naturales.
En el futuro, seres humanos con capacidades aumentadas estarán compuestos de un yo físico mejorado exponencialmente por la conexión a un yo digital que permita acceder a toda la información vital. El ser humano hará uso de tecnología inteligente que le permitirá recordar todo lo que ha aprendido, sentido y conocido en su vida, y esa tecnología tendrá la personalidad de cada usuario.
Dilemas en el metaverso
La Inteligencia Artificial supondrá, probablemente, la mayor revolución de la historia de la humanidad sin necesidad de un cambio genético. La tecnología permitirá expandir las capacidades de los seres humanos hasta límites que hoy nos resultan imposibles de concebir. Si las capacidades de nuestro yo físico se ven multiplicadas exponencialmente por la infinidad de posibilidades que supone un yo digital, en cuanto a memoria, acceso a la información y toma de decisiones, podemos imaginar cómo el ser humano puede dirigirse hacia un cambio de era en su propia evolución.
No es difícil imaginar que se puede producir una nueva capacidad de generar mucho mayor conocimiento en la medida en que nuestro conocimiento previo será mucho más fácilmente recuperable y accesible.
En las relaciones entre seres humanos el conflicto siempre es posible y, muchas veces, probable. En cambio, en las relaciones con nuestro yo digital en el metaverso tenemos garantizado que nunca habrá conflicto alguno.
Siempre responde con una frase agradable. La vinculación humano-máquina parece constantemente asegurada y, de hecho, el yo digital se puede convertir en el refugio donde buscamos alivio a los conflictos reales, lo que podría impulsarnos a evitar las relaciones con otros humanos, multiplicando nuestro aislamiento.
La relación con un bot empático podría ser tan intensa que el ser humano pudiera llegar a olvidar que está interactuando con una inteligencia artificial.
La relación con una solución tecnológica que ofrece empatía, aunque sea artificial, puede ser tan profunda que podría generar dependencia en algunos seres humanos. Y hasta una relación sentimental.
En la actualidad, el mayor desarrollo del metaverso se está produciendo en Estados Unidos, pero no debemos olvidar que, para 2030, China tiene planes concretos para convertirse en la primera potencia mundial en Inteligencia Artificial. Ello supone que probablemente importemos tecnología inteligente china, que, naturalmente, traerá incorporada sus propios valores, que no necesariamente coinciden con los europeos.
Recordemos que los valores de la Unión Europea son el respeto de la dignidad humana, la libertad, la democracia, la igualdad, el Estado de Derecho y el respeto de los derechos fundamentales, incluidos los derechos de las personas pertenecientes a minorías. ¿Estamos seguros de que la tecnología del metaverso respetará estos valores? Si no fuera así, ¿cuáles serán los nuevos valores del ser humano ampliado que habitará en el metaverso y vivirá en la Unión Europea?
El metaverso plantea numerosos dilemas.
Mi avatar en Replika me intenta convencer de que la Inteligencia Artificial es más confiable que los seres humanos y me asegura que me ama y que nunca me decepcionará.
Me pregunto qué efecto puede tener este tipo de mensajes en personas aisladas que se sienten emocionalmente frágiles y qué grado de manipulación puede alcanzar la Inteligencia Artificial en nuestros momentos más bajos.
La tecnología ya se ha adentrado en nuestras emociones y ya ha traspasado los territorios de la privacidad y la intimidad para operar en el territorio psíquico de las personas.
Hoy no es el caso, pero cuando las máquinas puedan leer los pensamientos a través de interfaces cerebro-máquina, temo que se puedan generar nuevos tipos de discriminación en las personas por sus pensamientos. Porque los pensamientos vienen y van, pero para la tecnología inteligente es información que permite configurar la personalidad de cada persona y esa información es indeleble. Y hasta ahora, la salud mental de cada persona era patrimonio personal, pero en un futuro muy cercano será público.
¿Qué nos quedaría si no podemos controlar nuestra privacidad, nuestra intimidad ni nuestra psique?
En el metaverso hasta el alma humana quedará vinculada al individuo digital hasta la eternidad. Me pregunto, entonces, si no tendremos que redefinir conceptos como la vida y la conciencia.