Gracias a las «redes de enjambre» se podrá suministrar energía renovable a las regiones más pobres y remotas en el mundo. Este proyecto consiste en la instalación de unos cubos eléctricos que se asemejan a las baterías de coche y se recargan con un dispositivo solar. La instalación de estas de Laos hasta Mozambique y Vanuatu supone un gran avance para estas comunidades.
La energía almacenada en estos cubos se distribuye a edificios de todo tipo a través de cables interconectados. Así, los cortes de energía son mucho menos probables ya que si uno de los cubos falla se recopila la energía de otros cubos. Además, a medida que crezcan las necesidades se pueden ir sumando más cubos.
«Este es el primer paso hacia un gran futuro», afirma Reuben Natamatewia, jefe supremo de la isla de Lelepa, que forma parte del archipiélago de 83 islas que componen la nación de Vanuatu, uno de los países más pobres del mundo. Gracias a la instalación de estas nuevas tecnologías Natamatewia cuenta por primera ver con una conexión a la red eléctrica, al igual que ha sucedido con la mayoría de las islas de este archipiélago.
Hasta la instalación de la «red de enjambre» estas islas solo contaban de generadores de electricidad suministrados con diesel muy contaminantes o con sistemas solares individuales que constan con muy poca capacidad. De hecho, apenas proporcionan la energía suficiente como para cargar un móvil.
El jefe de Natamatewia mostró su alegría por el gran avance que esto supondrá para la nación. «Cuando nuestra aldea esté totalmente electrificada, podremos conservar el pescado capturado a diario. Una bomba eléctrica de agua suministrará agua potable a los habitantes del pueblo. En la escuela, los profesores y alumnos podrán utilizar la fotocopiadora y la impresora. Gracias a las máquinas de coser, las mujeres podrán aumentar su producción artesanal», afirmó.
Esta red es un proyecto piloto para extenderla a más islas del país que aun no tienen red eléctrica y así lograr una transición 100% renovable.
El programa cuenta con el apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y cuenta con la financiación de Alemania. “El Programa construyó una minirred tradicional en la isla de Malekula con un costo de conexión por hogar que ascendía a unos 6000 dólares. En cambio, la conexión por hogar en la isla de Lelepa sale por unos 1200 dólares«, explicó la asesora técnica del programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, Alexandra Soezer.
«Según las cifras del año 2018, todavía hay 789 millones de personas sin acceso a servicios eléctricos. Si ampliamos los programas de “redes de enjambre” de bajo coste, podríamos electrificar a cerca del 80% de estas personas, con un coste de entre 400 y 500 dólares por conexión. Cada hogar acabaría pagando menos de 2 dólares al mes», destacó la asesora.