La coach Valeria da Silva realiza acompañamiento de mujeres en su proceso de auto empoderamiento femenino a través de diversas herramientas terapéuticas. Una vida que ha necesitado su proprio rescate y transformación interno, para hacer las paces con las heridas que impiden a las mujeres ser feliz.
La terapeuta Valeria da Silva advierte de estos peligros coincidiendo con el Día Internacional de la eliminación de la violencia contra la mujer
Se considera víctima de violencia de género, la mujer que está sufriendo o que ha sufrido actos de violencia física o psicológica, agresiones a la libertad sexual, amenazas, coacción o privación de libertad ejercida por su pareja. El rol de víctima suele ser una mujer que se siente insegura, con poca autoestima, de apariencia débil, carente emocionalmente y que puede mostrar rasgos de ansiedad, preocupaciones, angustias, intranquilidades y desarrollar con facilidad cuadros depresivos.
En la raíz más profunda del rol de víctima esconde muchas veces una niña que no fue atendida todas sus necesidades básicas, afectivas, emocionales, y psicológicas. Estas heridas guardadas en el subconsciente de la mujer adulta desencadenan un bucle de pensamientos, emociones, sentimientos y frases inconscientes que destruye su auto concepto como individuo. Y afirmaciones como: no soy suficiente, no soy capaz, no tengo, no valgo, no puedo… desvalorizan su propio auto-concepto, por ende su autoestima.
En cuanto al comportamiento es muy común en los escenarios de maltrato encontrar a mujeres que aceptan humillaciones y aguantan lo que sea, para que los demás las amen, las aprueben, las acepten y las valoren. Cuando una mujer se desprecia a sí misma, está permitiendo que los demás tomen las riendas de su vida. Además, inconscientemente provoca que caiga sobre sí misma la condena del fracaso, la escasez, los maltratos y hasta la violencia.
¿Cuál es la razón por la que muchas mujeres soportan, aguantan y no tienen la fuerza suficiente para decir? ¡Basta! ¡Hasta aquí!
Una de las razones es, que la mayoría de estas mujeres, fueron niñas y adolescentes que presenciaron en sus casas un ambiente de peleas, gritos maltratos, castigos, abusos, violencia verbal, psicológica, emocional y física.
Muchas hijas son testigos desde desde el vientre de sus madres del sufrimiento, el maltrato y la violencia. Esos traumas emocionales quedan guardados en el subconsciente de la niña, y es muy probable que en la vida adulta se repita estos patrones en sus relaciones porque aprendió y se acostumbró a vivir el amor a través del maltrato y sufrimiento.
Los estudios de la epigenetica nos muestran que las heridas emocionales de nuestros padres se heredan y se repiten. Por lo tanto, es fundamental reeducarnos, crear conciencia y darnos la oportunidad de reparar estas heridas para que no sigan repitiéndose en las generaciones posteriores.
Este trabajo no es sencillo pero con valentía y coraje ¡Sí es posible! Lo primero de esta transformación es reconocer el histórico familiar.
Lo segundo es buscar ayuda de profesionales que han logrado pasar por este camino de sanación y transformación.
Todas las mujeres que han sufrido o sufren cualquier tipo de maltrato o violencia deben liberar y sanar esos traumas emocionales, disolver corazas, recuperar su amor propio, valorarse, respetarse, confiar en sus capacidades, habilidades y talentos, ser dueñas de su cuerpo, sentirse merecedoras, sentirse independientes emocional y financieramente.
Abrazando la transformación que facilito a través del programa “Camino a la auto-sanación” harás realidad tus sueños, formaras parte de tu cambio y honrarás a tus ancestros siendo feliz, saludable, próspera, abundante, sabia y llena de amor y paz.”
Valeria da Silva