La Sostenibilidad es la base para atraer al comprador de productos de lujo, así ha concluido el estudio elaborado por Deutsche Bank: “Sostenibilidad como el máximo lujo: ¿Cómo de realista?”.
Hace ya tiempo que diferentes estudios internacionales muestran esta realidad, los compradores quieren conocer las empresas y no solo consumir sus productos o servicios, y son los perfiles por debajo de los 50 años lo que lo tienen más claro, solo consumirán si es sostenible, independientemente si estamos hablando de una casa, un vehículo o incluso un dulce, quieren saber el origen ético de las materias primas, su beneficio para el entorno y las personas, y que su reutilización también esté contemplada, una vez acabada su vida útil inicial.
Los consumidores están dando la espalda a los productos que no cuidan el medio ambiente, incluso un 57% estaría dispuesto a pagar más si son capaces de reconocer que el producto es bueno para el medio ambiente.
Son muchos los elementos que producen rechazo en las marcas para los consumidores, desde el abuso del uso de plásticos en los envoltorios, hasta la posibilidad de incorporar elementos reciclables y no hacerlo.
Ética y estética van de la mano
El comprador de productos de lujo adopta los valores propios de las marcas que utiliza, los muestra en sus redes sociales e intenta asociarlos a su forma de ser, marcas con propósito, que cuidan a la persona y a su entorno, que favorecen un negocio justo y que entienden que el planeta lo hemos de cuidar entre todos.
Aunque el mundo del lujo, lleva asociado un factor de exclusividad que para muchos también muestra el “derroche” de la sociedad consumista, factores como artesanía, durabilidad, productos ecológicos y sostenibles, materias primas naturales y de explotación controlada, son solo algunos de los factores que permiten “lavar” la cara más dura del consumismo de lujo, e incluso a entender que es el camino que han de llevar todas las marcas.
La democratización del lujo
Aunque los multimillonarios solo representan el 0,9% de la población mundial, cada día crece el número de millonarios, personas que tienen un patrimonio superior al millón de euros, sin contar su vivienda habitual, y que actualmente consumen cerca de 280.000 millones de euros anualmente.
Con unos crecimientos anuales cercanos al 10%, las marcas ven en este consumidor un soporte claro para sus empresas, pero debe enamorarle ya no solo con sus diseños, también con sus valores éticos.
Un lujo que se enfrenta al tiempo
El consumo imparable de producto va en dirección opuesta a los principios de sostenibilidad que demandan las instituciones internaciones como la ONU, pero también se enfrenta al deseo de los más jóvenes por comprar frente a conservar.
El lujo sostenible es duradero y los jóvenes quieren mostrar cada día las novedades de su armario o de su garaje. Eso obliga a las marcas a realizar colecciones muy cortas, que permita ampliar su catálogo sin por ello aumentar el número final de piezas construidas, aunque ese efecto llamada de “tiradas limitadas” puede provocar un deseo aún mayor por estas piezas.
El precio medio crecerá según los datos ofrecidos por este informe, siempre hablando de los productos de lujo, debido a que las producciones serán más cortas y la relación con el cliente deberá ser también más cercana.
El informe aclara que el resultado será bueno para el planeta, ahora lo importante es que la sostenibilidad llegue a todas las clases sociales, para que realmente pueda ser un factor de cambio.
